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Daniela Bosé: ‘Las mujeres de la industria de la música seguimos bajo un techo de hormigón’

29/03/2021 - Yanni Munujos / NoticiasClave.net

Daniela Bosé: ‘Las mujeres de la industria de la música seguimos bajo un techo de hormigón’Daniela Bosé: “Las mujeres nos organizamos muy bien. Poseemos empatía y un sentido práctico muy desarrollado”. Fotos tomadas en el Palacio Vistalegre por © Juan Miguel Morales.

Es una de las grandes ejecutivas de la industria de la música, en palabras de muchos colegas del sector. La última parada de su larguísimo trayecto profesional es la de directora general del Palacio Vistalegre de Madrid, el segundo recinto con más capacidad de la ciudad (15.000 personas), y que junto al Palau Sant Jordi de Barcelona forma parte de la Asociación Europea de Arenas (EEAA).

Fervorosa devota de las gentes que conforman la extraña familia que aúna a los que trabajamos en los distintos ámbitos de la música, Daniela Bosé derrocha simpatía mientras me muestra cada uno de los rincones de las enormes instalaciones que ahora son su casa. Se entrega a ella logrando que sea la casa de todos. Impregna calidez entre las paredes de ese gigante del directo. Lidera con entusiasmo el equipo de trabajo como si de su parentela más cercana se tratara, y teje complicidades a diestra y siniestra con entidades, marcas y referentes de opinión que suman sinergias y colocan todavía más a Vistalegre en el mapa de Madrid.

Pionera en el sector y siempre en la vanguardia de la industria, fue la mujer más joven dirigiendo una compañía editorial en España. Cansada tras décadas de ser la única entre hombres en las reuniones de trabajo, se entrevistó con otras trece mujeres firmando un documental que significó un antes y un después acerca del desempeño femenino en cargos del sector de la música.

Conversamos con ella en las semanas que siguen al 8 de marzo, un mes de color violeta en boca y vista de todas y todos. Días en los que se cumple también un año del inicio del encierro en nuestras casas, cuando la ciudadanía obedecía de manera ejemplar, las indicaciones de un presidente del Gobierno asegurando que no iba a dejar a nadie atrás. Transcurridos doce meses de esa afirmación, Bosé se muestra crítica y categórica con el proceder de la política y de quien la gestiona.

—Cuentan de usted que es apasionada y de carácter fuerte.

—La pasión debe formar parte del negocio de la música. Sin ella no sé si hubiera tocado todos los palos a los que me ha llevado la profesión. El desempeñar cargos de directora general en empresas, ejercer de vicepresidenta de la SGAE o ser nombrada directora adjunta del gabinete de una ministra, me ha convertido con los años en un perfil laboral muy completo en un mundo de hombres, en el que si una no tiene carácter, se la comen.

—Explíquese.

—En las reuniones cruciales entre ejecutivos de la industria musical, siempre era la única mujer. Un colega de otro país de una multinacional en la que yo ocupaba un cargo importante, me dijo una vez en una convención internacional: ¡Daniela eres la única mujer! Diez años después en otra reunión un abogado me soltó la misma frase. Caí en la cuenta de que no había cambiado nada y decidí actuar.

'MUJERES DE LA MÚSICA'

—¿De qué manera?

—Tuve la necesidad de reunir de manera positiva a personas que hubieran lidiado con circunstancias similares. Quise rodearme de mujeres de distintos ámbitos del sector musical que por sus logros profesionales, pudieran permitirse explicarse a sí mismas con crédito y solvencia. Así que dirigí lo que inicialmente tenía que ser un clip, y acabó en un cortometraje documental que titulamos 'Mujeres de la Música'.

—Participaron Eva Cebrián, del Grupo Prisa; Inma Grass, de Altafonte; la periodista Lara López; Rosa Lagarrigue, de RLM; la cantante Diana Navarro; Celia Carrillo, de TicketMaster; Gema del Valle, de Subterfuge... y hasta catorce mujeres líderes en la industria.

—Al mismo tiempo nacía la Asociación de Mujeres de la Industria Musical, MIM, de la que formamos parte algunas de las que aparecíamos en el documental. Lo promocionamos entre todas, con un gran sentido corporativista entre nosotras. Se creó una gran sinergia con la meta de dar visibilidad a la limitada presencia de la mujer en puestos de responsabilidad en la industria.

—La MIM reveló el mes pasado y en base a un estudio realizado, que casi el 70 % de las mujeres trabajadoras de la industria musical en España cobra menos del sueldo medio de los hombres en el sector.

—Nuestra industria es la del entretenimiento. Es joven por definición, a la vez que internacional. En Estados Unidos las cuotas en cuanto a hombres y mujeres son equilibradas desde que la industria existe. Aquí nada cambia. Actualmente la presidencia de la SGAE, de la Asociación de Editores y de todas las multinacionales son ejercidas por hombres. La mujer dirige departamentos de business affair, marketing y comunicación, pero sigue sin estar en primera línea del negocio.

—¿A qué cree que se debe?

—A que entre ellos se entienden muy bien. Los consejeros de empresa se nombran el uno al otro por ser colegas de años, y por comodidad. No por capacidad. Las mujeres nos organizamos muy bien. Poseemos gran empatía y tenemos un sentido práctico muy desarrollado. Aun así, seguimos bajo un techo de hormigón. Ni siquiera de cristal. Si de vidrio se tratara, lo habríamos roto ya gracias al ímpetu con el que nos manejamos en la industria. Una solamente tiene que fijarse en el hecho de que el consumo de ticketing para conciertos y eventos culturales es mucho mayor en mujeres que en hombres.

—Desde unos años atrás, ejercen ministras en el Gobierno de España.

—Y si un día existe una presidenta del Gobierno, será porque antes estuvieron dos vicepresidentas. La visibilidad y el ejemplo es lo que influye para cambiar los patrones mentales en nuestra sociedad. En el Reino Unido se les pide a los niños que dibujen un bombero, un doctor o un astronauta, y que inventen su nombre al lado. Los alumnos dibujan a John, Tom y Paul. Al día siguiente les visita la bombero Sofie, la astronauta Mary y la doctora Angie. Esa clase de iniciativas son las que contribuyen a la normalización. En España no vamos más allá de la moda unisex, y aunque ayuda a saltar página del patrón infantil princesa—héroe, no es suficiente.

—Resulta algo abrumador conversar como lo hacemos en pleno siglo XXI.

—Lo más absurdo es comprobar que la creación, que por definición no tendría que tener género, sigue supeditada a ello. Pensé que la digitalización y el teletrabajo favorecería a la mujer por el anonimato que conllevan, y a terminar con esa discriminación ancestral. Sin embargo, constato que la igualdad de oportunidades sigue lejana pues la mujer continúa mayoritariamente timoneando las tareas de la casa. En la MIM sentimos tristeza por tener que existir como asociación, pero si estamos es porque es necesario. Confío en que los países inteligentes cambiarán y que en breve Kamala Harris será presidenta de los Estados Unidos.

—El presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos de Tokio, Yoshiro Mori, anunció su dimisión el mes pasado por la polémica levantada dentro y fuera del país, por sus reiteradas declaraciones consideradas sexistas.

—La mujer en Japón entró tarde en el mercado de trabajo, pero llegó para quedarse. La administración la integrará. Cuando la ministra de Cultura Ángeles González-Sinde me asignó la división internacional de su cartera, llegábamos las dos solas a un Japón de hombres, sorprendidos entonces por nuestra condición de mujeres al mando. Sin embargo, nos dejaron entrever que su cultura jerárquica y la fórmula de su gestión, propiciará en breve la presencia de la mujer en altos cargos y por sus méritos profesionales.

—Usted conoce las entrañas de un Ministerio como el de Cultura por su labor de directora adjunta del Gabinete, en el mandato del entonces presidente Zapatero. ¿Cómo valora la gestión política de la pandemia hacia el sector?

—Me parece injustificable que hayamos cumplido un año de ese 14 de marzo en el que le dije a mi equipo que había que irse a casa, y que estemos igual o peor. En esa fecha el grupo coreano de k-pop Ateez estaba en Madrid, para grabar un videoclip y unas coreografías en el concierto que debían hacer esa misma noche aquí en el Palacio. Me tocó decirles que no podía abrir Vistalegre. Es lamentable que un año después la mayoría de mis compañeros sigan sin trabajar, sin subsidios o con el paro agotado.

IMPACTO DIRECTO EN LA ECONOMÍA

—Las tan enfatizadas ayudas al sector ¿no han aliviado en nada el golpe?

—Es una dejadez absoluta que solamente el pequeño porcentaje que tuviera la suerte de cotizar cuando se declaró el estado de alarma, esté recibiendo la mísera cantidad de entre 400 y 700 euros. Es un abandono a las 800.000 personas que forman una industria que no se dedica simplemente a divertir a la gente. Nosotros tenemos un impacto directo en economía, turismo y entretenimiento, y no se nos valora. Representamos a multinacionales que pagan impuestos aquí. Aportamos un producto interior bruto que ha bajado del 5 al 3,5 %, pero sigue siendo más grande que el de la agricultura o el de la misma automoción. El gremio lo forman también el pequeño empresario, el autónomo técnico de luces, el de sonido y el que monta un escenario. Llevamos años enseñando a las administraciones quiénes somos y qué hacemos. Lo suyo ya no es desconocimiento. Es desinterés. No hay excusa. No tiene justificación.

—Sorprende en boca de alguien que estuvo en órganos de gobierno, hace una década.

—Yo conocí a una política diferente. Mi ministra era una independiente que aceptó el cargo desde una intención naif de quién piensa que puede hacer algo. Cuando me propuso entrar a formar parte de su gabinete le respondí que contase conmigo si era para hacer una ley antipiratería. No conozco a nadie de ningún partido político, a quien incluso boicoteaban algunos de los suyos, que haya sido tan maltratado por hacer una ley ejemplar que nos está salvando, y que han aplicado en otros países. A mi ministra la historia la pondrá en el lugar que se merece. Nadie le ha pedido disculpas por las agresiones que recibió por simplemente hacer lo que debía hacer. Ahora todo el mundo clama por la protección ante el monopolio de las multinacionales digitales. La ley se ha implementado. Se mejora y se desarrollan nuevas leyes de defensa de los derechos del autor, gracias a esa semilla que en su día se plantó.

—¿Qué le pide en la actualidad a la política, además de las ayudas al sector?

—Como mínimo una ley que exija un reglamento y ponga de relieve la creación del Estatuto del Artista. Hace años que  entregamos un informe donde varios de nosotras y nosotros sugeríamos setenta y cinco medidas que velaran por la diversidad del sector, desde el editor, al técnico y al escritor. Hasta la fecha se han implementado solamente cinco de toda ellas, de las cuales dos ni siquiera las pedimos y son perjudiciales. ¿Dónde está el trabajo? ¿Y el estatuto? Hay que exigir a los políticos que dejen de inaugurar monumentos como si de supermercados se trataran, y trabajen para quienes trabajan en ellos.

—La temporalidad y la renta irregular son el día a día de la mayoría de los que trabajan en el sector.

—Los profesionales que dependen de que se realice o no una gira de conciertos necesitan de una regulación fiscal, como la que tienen los futbolistas, y que los ampare frente a la imprevisibilidad del calendario. Es indigno equipararlos al resto de cotizantes. Yo no vivo todavía en el umbral de la pobreza ni tengo que ir a Cáritas para comer como el que no llega a pagar el alquiler, así que mi lugar está en formar parte activa de ALERTA, asociación civil que representa a todos los ámbitos profesionales del sector musical, y de ES_MÚSICA, que engloba a las nueve principales asociaciones y es el organismo oficial que habla con los Ministerios.

LA CREATIVIDAD NECESITA DISCIPLINA

—Usted multiplicó un 80 % la asistencia de público aquí en Vistalegre en su primer año al frente y como directora general, justo antes de que llegara el COVID-19.

—Y con un montón de contratos para el recinto firmados y un calendario para el 2020 impresionante. Mantener el ánimo y el de mi gente ha sido una labor difícil. Reciclar el equipo manteniendo equilibrios, mover contratos y fechas. Tratar de no divisar el abismo al que nos llevaba la circunstancia. Cada uno es como es. Yo me exijo mucho y eso conlleva exigir a quien me rodea. Me satisface que los proyectos crezcan una vez están en mis manos. Me gusta entregarme a ellos las veinticuatro horas. Lo hago ahora y lo hice en las compañías editoriales que dirigí. Innovando. Aportando metodología. Será que tiene que ver con el haber nacido en Milán del Norte (se ríe), hay algo germánico en mi manera de proceder. La creatividad necesita disciplina.

—¿Cómo se imagina su vida dentro de dos años?

—Mucho menos presencial. Hay que disfrutar más del teletrabajo pero sin volvernos locos. Alternándolo con encuentros de trabajo y asistiendo como antes al lugar en el que todo gira alrededor de un macroconcierto. Nos invadirá el entusiasmo por la necesidad de socializar y acudir a espacios como este, a compartir entre muchos asistentes una experiencia en vivo. Espero podamos hacerlo pronto. Somos espacios con mucha ventilación. Los nacionales girarán probablemente el próximo año, pero tardaremos en recibir tours internacionales. Me preocupa quedar fuera de la ruta europea. Que los grupos renuncien a la vieja Europa, faltando al triángulo Barcelona-Madrid-Lisboa, saltando a Asia después de dos únicos conciertos en Inglaterra.

—¿Qué posee Daniela Bosé para saber liderar proyectos que resultan ganadores?

—De pequeña en Italia, pertenecí a las primeras generaciones en las que estudiamos mezclándonos chicas y chicos. Yo jugaba a baloncesto igual que mi hermano. Mi familia lo vivía con naturalidad. Sin duda la educación que recibíamos nos marcó para siempre. Ya en España estudié empresariales desde la creatividad en el sentido más amplio de la palabra. El de la intuición, el de adelantarse a lo editorial cuando todos querían lo discográfico, el de ser creativo a la vez que riguroso con todo aquello que comporta libertad de pensamiento como para dirigirse vitalmente a una misma.

SIMONE

—De Milán no vino sola. Su nombre va ligado al de su hermano Simone. Un alto ejecutivo muy querido en la industria que nos dejó en 2013.

—Hay una forma de dirigir, la del imperio del terror. Yo la he vivido con el clásico superior que te oculta datos, te empequeñece y te agrede con el trato. Existe también el jefe que enseña y comparte información. Mi hermano pertenece a esta división. En sus equipos se rodeó siempre de mujeres ejecutivas. Sin impedimentos a las ausencias por maternidad. Escuchando siempre. Las trayectorias fulgurantes suelen crearse a base de coleccionar enemigos en el camino. Simone en cambio, se labró una carrera de lenta cocción en la industria, siendo muy respetado y querido.

—¿Qué queda de esa niña italiana que venía a pasar los veranos a España, en casa de su tía Lucia Bosé y su tío Luís Miguel Dominguín, y qué se quedó?

—Los olores. Los sabores. El gusto. Y por encima de todo la belleza. La misma que un italiano define no cómo un lujo, sino como una necesidad. Necesito verla. En una planta, en una flor. La vida se hace muy dura sin belleza.

Y sin personas como usted. Gracias Daniela.

Daniela Bosé ocupa en la industria el lugar que ella misma eligió. Forma parte de una famosísima dinastía de artistas y, sin pretenderlo y sin grandes ruidos, ejerce como tal en su hacer diario al frente de cualquier proyecto que la apasione. Lo que menos interesa de ella es su apellido. Lo que deslumbra, más allá de su mirada luminosa, es su sabiduría en la profesión, así como sus contagiosas ganas de vivir y seguir aprendiendo, tras tantísimos años en el negocio de la música. Huye del protagonismo hasta el punto que declina fotografiarse entre luces de la mesa tocador en camerinos, por considerarlo una falta de respeto al artista que deba sentarse en ella. No necesita carta de presentación, pues es única y distinta a las demás. Suave en el habla, Daniela combina misterio, dulzura y determinación ensus formas. Ama su privacidad, la de sus amistades íntimas y la de su familia.

Quién escribe y firma este perfil, sugiere a la protagonista la escritura de unas memorias vividas desde el backstage en el que habita, para el goce de todos. Algo a lo que esta gran profesional, que comenzó su labor viajando en las primerísimas giras de su primo Miguel, no cree interesante. Habrá que esperar pacientemente el día en que se autobiografíe, salvaguardando esa magia que ejerce de sombra en el caminar de Daniela.

 
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